domingo, 11 de marzo de 2012

Algo de ¿ahora?

Iba a jurar y perjurar que paso de la movida nostálgica y que a partir de aquí me voy a dedicar a la música de ahora.

Pero resulta que oigo temas de ahora y, como soy una carcamal, lo que oigo de ahora me suena a ya oído. También me pasa lo que me pasó con la del pompón: hay cosas que no me dejan de gustar, a pesar de los pesares.

Por ejemplo: esto. El vídeo es muy curioso.



Pero la música (que me gusta) canta a indie americano años 90, e incluso diría que indie americano años 80, como una almeja. Tenemos lo-fi revival, además de lo demás.





Y, hablando de los años 90 (y, ya que nos ponemos, los años 80...)



...acaba de salir el último de Mark Lanegan, que no había sacado disco como la Mark Lanegan Band desde aquel disco tan estupendo de 2004: después, hizo colaboraciones.



El nuevo no m'acaba de fer el pes, que dicen en catalán. La voz (el principal activo laneganiano) ahí sigue. El otro activo laneganiano es su creación de ambientes. La música de Lanegan me ha llegado a transportar a estados de ánimo generalmente inquietantes: me entusiasma que la música me pueda perturbar anímicamente.

Y no todo el mundo lo logra. Será que soy una snob.

Esto es del disco que me enganchó a Lanegan, más aún en solitario que con los Screaming Trees. En el disco en cuestión, participó un colega de la vega suyo que entonces firmaba como Kurdt Kobain. Aquí la canción que le da título.



Sin embargo, el nuevo tiene su punto pero no me acaba de funcionar: hay ahí algo demasiado subjetivo como para encontrarle una justificación, pero a veces me suena como una versión sintetizada de la marca Mark Lanegan. Igualmente, es un disco de Mark Lanegan, la voz ahí sigue, y el Leonard Cohen afterworld como que de alguna manera también. Soy fan, qué se le va a hacer.



Acabo con otras de ahora: otro grupo de chicas punkypoppies lo-fi de las que llevo oyendo toda la vida (bueno, desde los 80), con una versión muy suya del grupo ochentero Green On Red.

Conclusión: no consigo no ser otra puñetera nostálgica.



PD Coincidiendo, no casualmente, con el día de la mujer (curiosamente, no hay día del varón), se monta una zapatiesta a cuenta del artículo de Ignacio Bosque sobre el sexismo en el lenguaje, y yo me acuerdo de cierto poema que recitó una compañera en una función del cole (o sea, antes de la EGB; o sea, en el franquismo). Aquí un fragmento de dicho poema:

¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?
Y la frase tan oída
del marido y la mujer,
¿por qué no tiene que ser
el marido y la marida?
Por eso, no encuentro mal
si alguno me dice cuala,
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.
El sexo a hablar nos obliga
a cada cual como digo:
si es hombre, me voy contigo;
si es mujer, me voy contiga.
¿Puede darse en general,
al pasar de masculino
a su nombre femenino
algo más irracional?:
La hembra del cazo no es caza,
la del velo no es la vela,
la del suelo no es la suela
ni la del plazo, una plaza,
del correo, no es correa,
del mus, nunca es una musa
del tuso no es una tusa
ni del jaleo, jalea.
Del can no es hembra una cana,
y sí de duque es duquesa,
en cambio de mes no es mesa
ni la del pan es la pana.



PPD No se dice hombre y hombra como no se dice cantante y cantanta: porque la E en general no es marca de género (hay excepciones como las duquesas y las infantas): y por eso, se puede decir de una mujer que es cantante, intérprete, constante, valiente, libre, alegre, inteligente o superagente como la 99. Y por eso suena mal conserja.


No hay comentarios:

Publicar un comentario