miércoles, 8 de diciembre de 2010

Voy en avión, mm mm...

¿Un mondegreen? ¿Algo premeditado, como dice Michael Azerrad en "Come As You Are"? El caso es que no me imagino al narrador de esta canción en una llanura ("plain") sino en un avión ("plane"): va en avión (léase: lleva un globo considerable) y no se puede quejar (precisamente porque lleva un globo considerable del analgésico más potente a la vez que insidiosamente adictivo que se conozca: el segundo verso de la canción reza: "got so high, I scratched till I bled")...

He tenido la canción en la cabeza a cuenta de que el pasado viernes fui en avión por el puente de la Inmaculada Constitución, I'm on a plane, mm mm, I can't complain, mm mm...



...cosa muy normal y aburrida si no fuera porque cientos de miles de personas "no" fueron en avión, y "sí" se quejaron, justificadamente. Resulta que tuve la grandísima suerte de aterrizar (en un Burgos precioso de nevado que estaba) media hora antes de declararse la grandísima epidemia de stress y ansiedad que asoló repentinamente al colectivo de controladores aéreos. Pobres. Tendrían que ir a la caja del Día de cajeros, para desestresarse... Qué lástima me dan.



Caos aéreo del que me libré por pelos aparte, el puente se abrió y se cerró con la canción que viene a continuación, que ya somos de una edad lo suficientemente avanzada como para acordarnos del revival chubay-bay-bay de mediados de los 70.



PD Coincide este puente de la maculada desconstitución, aparte de con el 30 aniversario del asesinato de Lennon, con dos de flamenco: el 60 cumpleaños del Camarón (con artículo en El País Semanal donde se menciona tanto la veneración como las espantás, artículo a cuenta de que, oh casualidad, saca dicho periódico la discografía completa del Camarón por entregas), y que Enrique Morente se nos pone malito. Deseando que se recupere, ahí va una de las colaboraciones más absolutamente marcianas que se hayan dado en la historia: Enrique Morente con Sonic Youth.



PPD Y Lady Gaga se envuelve la rojigualda en el Palau Sant Jordi. ¿No querían provocación? Tomen dos tazas.



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