jueves, 6 de mayo de 2010

Vivir para ver... (1)

...que dijo mi amigo Eduardo sobre su circunstancia musical...

...es decir, que tras una buena temporada abominando de la música pop anglosajona, le ha dado, no únicamente por la música pop, sino por la música indie, al mismo tiempo que una que lo es se siente un tanto refractaria a este género.

Vale, una ha dado más vueltas que una peonza con el tema música indie, que no deja de ser una etiqueta desde que Sonic Youth o R.E.M. o a saber cuál fue la primera banda o artista de la generación "Amerindie alternative" (¿o tal vez fue algún inglés?) que en los (cacareados) 80 dejó la discográfica independiente por una multinacional...

...y una etiqueta que en principio cubre diversos palos pero que ya hace un tiempo que me suena a Belle and Sebastian: Belle and Sebastian con guitarras eléctricas, Belle and Sebastian con guitarras acústicas, Belle and Sebastian con maquinitas, pero Belle and Sebastian al fin y al cabo: una música muy mona pero con muy pocas ganas de salir del garaje o levantar los ojos de los pies o dejar de ser mona. Incluso cuando vi a Belle and Sebastian con rollo funky en el primer Summercase eran Belle and Sebastian. Y eso que ésta que viene digamos que me gusta, y que, sorprendentemente, la chica que dejó la banda hace un disco con Mark Lanegan (el cual es una debilidad personal... pero ya empezamos a mezclar temas).



Una idea bastante reduccionista, claro; pero en tanto en cuanto etiqueta y género, a mí el indie me suena igual.

Pues en este contexto, llega Eduardo con algo que, para variar, no son ritmos cubanos ni brasileños. Empezó con unos tales Broken Bells que, oh sorpresa, es la nueva banda de Danger Mouse, uno de los artífices de este tema tan underground y poco conocido:



Y el otro Broken Bell es el cantante de los Shins, banda indie de Albuquerque, Nuevo México, a la que fichó el sello de Seattle Sub Pop en su época post-grunge, post-Mudhoney y post-Nirvana. Esta canción fue a parar a la banda sonora de la película "Garden State".



Los dos juntos sacan un disco cuyo single de debut es éste. La melodía no es que sea exactamente de echar campanas al vuelo, pero el colchón donde descansa está bien chulo.



Y esto es lo primero de la serie indie que me envía Eduardo, a ver si, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se me quita el prejuicio. Hay más, pero el post se me está haciendo kilométrico, lo que viene se avecina igualmente kilométrico, y bueno, tendría que hacer caso a la familia del vídeo de abajo...



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