viernes, 4 de diciembre de 2009

"Con diez cañones por banda..."

"You, jou, you, jou, un gran pirata soy."



A raíz de la última y muy sostenible zapaterada según la cual se podría cerrar sin orden judicial la web que da acceso a más descargas ilegales, que como todos sabemos es Google, una que lo es está harta de la misma canción.

¿Alguien se acuerda de Napster? Supe de su existencia en 2001 (es decir, ya había Napster antes de entonces), y ya entonces había quejas de robo, piratería, etc por parte tanto de la industria como de músicos: Metallica montó un pollo que supuso el fin de Napster.

Para lo que les sirvió tanto pollo... Desde entonces hasta ahora, 2009 casi 2010, aparecen todos los kazaas y emules y rapidshares que, junto con la democratización de la banda ancha, alientan la cultura del gratis total en materia de música (y después cine, libros y otras producciones culturales). Como alternativa de pago, aparece Apple (compañía informática, no discográfica) con su iTunes. Y la industria discográfica, dale que dale con la misma jeremíada, con rasgado de vestiduras incluido ante iniciativas como la del disco "In Rainbows" de Radiohead.

O sea: mucha queja, poca innovación, y mucho intento sostenible de poner puertas al campo.



Mientras tanto, resulta que no ha habido en la historia más música que ahora, ni más festivales que ahora, el Rock in Rio amenaza con volver a Madrid en 2010 (crisis, what crisis?), vuelven los vinilos para los gourmets sónicos que quieren alta fidelidad sin pérdida, los libros sobre música experimentan un boom, en el In-Edit hay colas, etc.

...claro, que los más viejos grabábamos en cassettes o vídeos canciones de la radio o la tele, hacíamos antologías con ellas, las grabábamos a los amigos... cosa igual de ilegal; la diferencia es que ahora con internet no hay fronteras, los amigos están en todo el mundo y cada vez tenemos más (Facebook, alias "Caralibro", and company)...

...y bueno, ya pueden cerrar las web de BitTorrent y etc. que la tecnología para grabar archivos en "streaming" (vídeos de YouTube, música de Spotify, etc.) existe. No hace falta ser un hacker. Cualquiera puede hacerlo, que decían los punks setenteros. Si Bow Wow Wow hubiesen sacado ahora una canción con el mensaje de esta (que editaron en un cassette con la cara B sin grabar), les habrían acusado de apología de la piratería.




"Y tantas canciones que nunca oiré, pero las bajo también."


Cuántas veces nos encontramos con que alguien nos pasa un carromato de mp3 que, de tantos que hay, no sabemos por dónde comenzar y acabamos por no oírlos.

En un cassette cabía lo que cabía; consecuentemente, la gente seleccionaba. Ahora se meten mp3 a saco Paco. Lo mismo ocurre con las fotos, que se hacen a diestro y siniestro; consecuentemente, los pases de fotos se hacen pesados, muyyyyyyyy pesados.

La impresión que me da es: falta de selección + gratis total = devaluación de la música (y otros productos culturales.) Además, algo que me da mucha penita: la música como regalo deja de hacer ilusión. Está todo en el Ares o en el Spotify; ¿para qué?

Pero bueno, que ya está bien de queja. Me voy a plantificar la última compra legal que me he hecho legalmente en una tienda, como se ha hecho tradicionalmente: el DVD del concierto que dio Nirvana en el festival de Reading del año olímpico 1992, que acaba de salir a la venta. Otro fenómeno de los 2000: no ha habido Nirvanas. Lo underground no ha saltado ni con pértiga al número uno de los 40 principales, sino que quedó underground. Las estrellas de lo que Jordi Costa ha llamado "los años nada" en un interesantísimo artículo o han sido los de siempre desde los sobrevalorados años 80 (U2, Madonna, Springsteen), o los artistas de "los nada" con vocación de 40 principales (Coldplay, Britney, Beyoncé: "Crazy in Love", con todo su sampler de los Chi-Lites, ¡mejor canción de la década según el NME! Acabáramos. Y eso que a mí me gusta mucho la canción.)

Ya está bien. A por el DVD y a pegar botes.



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